sábado, 7 de enero de 2012

welcome

Se ha dicho que la esperanza es lo último que se pierde. También que si hay reflexión hay esperanza. Pero hoy día parece que lo inmediato, lo urgente, se impone por doquier. Y es que al final poco espacio queda para el pensar meditado. Sin embargo existe la opción de resistirse y procurar hacer de la reflexión una sana costumbre, para evitar así la entrega con facilidad a toda suerte de vientos. En el caso del cristianismo a la esperanza se la llama 'ancla para el alma.'